Luis Fernando Gutiérrez-Cardona
Mi reclamo sobre la frivolidad se centra -ahora- en
que se discute sobre temas como las drogas y se dice que no, que
hay que dejar que cada uno haga lo que le plazca, que el estado debe
establecer sopladeros subsidiados, que las drogas son un problema de la sociedad en su conjunto etc., y que la familia ni nadie debe
meterse. Eso quiere el Alcalde de Bogotá, por ejemplo. La música y
los amigos frivolizan con eso: una pepa en una noche de discoteca no es
problema, un toque o un cachito de
mariguana. Pero uno no sabe de que debilidades está hecho, y cuándo una
sola vez es el detonante de todas las veces.
La lección es sobre
experimentar. Experimentar es algo propio de la naturaleza humana. Pero
saber decir que no, también. En la calle y ante el poder del entorno,
el único que puede oponerse eres tu mismo.
Ser respetuosos al extremo de la personalidad de cada quien. Pero al mismo tiempo hacer un corralito que imponga condiciones y carácter.
Ser respetuosos al extremo de la personalidad de cada quien. Pero al mismo tiempo hacer un corralito que imponga condiciones y carácter.
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