Luis Fernando Gutiérrez-Cardona
No sé si te desperté; sé sí que tú me despertaste.
Yo tengo aquí tu cuerpo. Es esa imagen que me hizo sentir de pronto los cuatro sabores y los cien mil olores... La finura del tacto, el goce de la piel, su mínima humedad, su aliento tibio en un abrazo tierno de contacto pleno. Erótico si, pero muy calmo.
Cierro los ojos, amor, y no es la noche, son tus labios. Cierro los ojos, amor, y son los vientos cargados de nostalgias. Déjame pegarme de ti... Un barco yo, tu espalda un mar. Un náufrago yo, tu un salvavidas. Me acompasaré con tu sueño. Te sorberé. Y al despertarte, ya no estaré. Me comprometo a ello.
Al despertar, amor, seré lo que soy:
los restos del desastre.
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