Desaliento

Luis Fernando Gutiérrez-Cardona

['Me recuerda el dolor de nacer, el dolor de los once años, el dolor de los diecisiete, el dolor que anida y se establece, el dolor de lo que se tiene y lo que no, el perenne dolor de la equivocación. La obsesión. El dolor inevitable del desamor y el desaliento. Algunos exploran a lo largo y a lo ancho todo lo que hay por explorar. Se sumergen en drogas o en forma de placeres alcanzables o no. Escapan. A otros les sirve la locura. Un poco menos locos según creemos, otros explotamos lo que hay por explotar adentro, huyendo de lo ajeno. Presos, puede ser que terminemos por cambiar melancolía por alcohol. Nos creemos generosos por no tocar nada. Paradoja: la generosidad es el más egoico de los sentimientos. Se da porque se quiere dar y alguien —todos— interpretan que es por recibir. ¿A cambio de qué?, preguntan siempre. Y cuando la respuesta es "nada" la sospecha queda ya probada.

El pentotal tendria que suministrarse gratis y ser obligatorio a partir de cierto punto. El peor revulsivo del amor es la memoria.

Se hace el amor desnudo. Te desnudas para alguien, por alguien y con alguien. No te permites suponer jamás que a través suyo quedes también desnudo frente al mundo y que se publiciten tus más secretos instintos. Que los recuerden y los muestren. Porque solo desnudos -solos y confiados- se entienden las artes del amor.

¿Cuándo impondrán un preservativo para el alma? Pronto. Y será de obligatorio uso.

Permitámonos amar antes de que sea prohibido.]

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