Nocturno

Luis Fernando Gutiérrez-Cardona


¡Ojalá pudiera saber yo quién era ella, y cómo vino la noche!
¿Era el rostro del sol, o la cara de la luna?
¿Fue una ilusión de la mente, manifestada por su misma actividad febril,
o una imagen del espíritu revelada por el pensamiento?
¿O una imagen, representada en el alma,
por mi misma esperanza y deseo, que la vista creyó percibir?
¿O más bien nada de todo eso, sino que fue,
en cambio, un acontecimiento producido por el destino como causa de mi muerte?



Ibn Hazm

Me gusta y no me gusta. ¿A quién le importa? Si me gusta o no es a mi. Si le gusta o no al otro, es a él. ¿Qué hay de especial en ello? Pueden hacer por convencerme y tal vez llegue a gustarme. También puedo hacer por convencer y tal vez llegue a gustarle. Pero ya no hay lugar al esfuerzo. La conversación se limita a la declaración somera, veloz, tajante y siempre a priori del megusta o nomegusta.

Es necesario decirlo. Le dices a alguien "tú me gustas" y te responderá "tú no". "Tenía que arriesgarme", piensas. "Qué atrevido", piensa.

Palabras.

Alguien dice "te quiero" para que diga -o piense-: "me quiere comer". La respuesta es si.

En otras épocas si a uno no le gustaba lo torturaban, lo quemaban, lo obligaban. Bueno, ahora también de otra manera. Se trata de imponer desde la fe religiosa hasta el gusto por los alimentos. La moda, sobre cualquier tema.

Somos tantos,estamos tan al alcance de la mano que si a alguien no le gusta, habrá, a la distancia de un pantallazo, alguien a quien si. Y ya.

Es tan sencillo con estas herramientas. Basta hacer un clic sobre una marca y asesinaste o te has muerto de alguien. Sin despedida. Sin tumba. Sin flores. Sin adioses. Sin nada.

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