Luis Fernando Gutiérrez-Cardona
En estos dias en la playa un compañero se adentró con su careta en el mar, se cansó y requirió ayuda. Su esposa nadó hacia él por un piso de corales hirientes sin dudarlo un segundo. También otro compañero y dos señores que estaban al lado se lanzaron al mar. Llegaron hasta él y, ciertamente, lo rescataron. Me impactó el amor incondicional de su pareja que ya había observado que algo no iba bien y la solidaridad espontánea de personas ajenas, que contribuyeron a solucionar felizmente el problema. Cuando regresaron, los señores siguieron con lo que hacían sin dramas, sin comentarios ni preguntas. Y respondieron los gestos y palabras de gratitud con una sencilla sonrisa.
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