Camino

Luis Fernando Gutiérrez-Cardona

Llega un momento en que la vida para todo hombre es una derrota aceptada, dice en alguna parte Marguerite Yourcenar. Y llega uno en que el vino, que antes corría,  comienza a mirarnos -con cansancio- desde las despensas queriendo ser bebido. Reclamando ser bebido. Unas botellas de un buen carmenere del 2009 claman por ser aireadas: "el que guarda comida guarda pesares", gritan, recordándome la frase de mi madre. Y músicas conocidas y músicas extrañas piden ser vertidas al ambiente. Y un montón de libros quieren ser abiertos y leídos. Quieren acariciar y ser acariciados.

Hay poesía en el ambiente. Pero es Marzo.  Mes aburrido en que el invierno ya es inaguantable y la primavera aún no llega. Marzo, primer mes del año para los romanos. Mes de equinoccio. Mes de lluvias aquí. Mes triste porque en él nací.

Por otro lado el otoño empieza a apoderarse del rostro y del cabello. 

Y uno se vuelca todo en el silencio.

Me duele, un poco, la cabeza.

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