Luis Fernando Gutiérrez-Cardona
La amistad es un bien fungible. No está mal que lo sea. Se está hecho de la naturaleza del cambio. Fluimos. Cambian nuestras razones. Pero, con certeza, conservo en el corazón, no en un rincón de él sino en todo él, la alegría de su existencia. La maravilla de su encuentro. Todos los momentos. Allí no es efímera. Es silenciosa. Cuando la comunicación se interrumpe, no desaparece. Es cuidadosa. No insiste.
A veces, de madrugada o en la alta noche, regresan a mi por los caminos conocidos seres que acompañaron la vida unas horas o varios años. Los encuentro en mis anotaciones, en mis escritos. En el recuerdo de un libro que cambió de ciudad pero que tengo. En una imagen. En ese abrazo tantas veces expresado.
Entonces mi rostro se ilumina y se mueve algo en mi pecho.
Luego, por unos horas o unos días, nada es normal..
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