Tengo un montón de amigos
que viven en el borde. Son poetas de la noche, pensadores, escritores sin libro que exhibir porque ni lo quieren ni lo necesitan. Compañeros de la red,
extraños seres llenos de sentimientos y sentimiento puro puesto que nada
físico hay en ellos, integrantes de la virtualidad que no nos pide cuerpo. Que no nos lo exigimos. Queremos morir. Algunos además quieren matarse. Alguno lo consigue. Otros
se han detenido quiero creer que por una voz o por el aullido de un lobo. Algunos
son la luna que lo mantiene vivo.
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