Desolaciones

Luis Fernando Gutiérrez-Cardona

Facebook me envía una lista con quienes han sido mis amigos y no lo son ya. La repaso con cuidado morboso. No he olvidado ninguno aún. Algunos resistieron minutos esta catarata de rarezas. Otros, aguantaron meses o años. Algunos de los más queridos un día cualquiera, descepcionados, patearon la mesa y echaron fuego a las naves. Guijarros en el camino que se recorre a pie limpio dejan huella en la piel y el corazón, pero estos ninguna en ellos. 

Quizás, soñador que soy, escuchen el eco de un aullido lejano alguna vez y se pasen por aquí, como lo hago por allí, a hurgar entre las cosas. Más seguramente, olvidable que se es, el clic en eliminar significó hacerlo. 

Levanto al aire mi copa de vino por los sobrevivientes. Gracias. La vuelvo a levantar por los que no. Gracias. 

Se nace con facilidad en estos tiempos, y se muere fácil. Los profetas que claman que el fin está cerca tienen la razón, está ahí al alcance del dedo que señala y ejecuta. 

Hay quienes están por la elemental razón de no haberse ido. 

¿Eres tú?, preguntaron alguna vez. 

"Era", les respondí. 

Con razón que se fueron.

.