Yo
sé que también de día las estrellas siguen en su sitio. ¿Las estrellas? Se empeñan tanto en hacernos notar que no son ellas sino su luz. Si
hasta la del sol, a estas horas, no es, sino que fue la de hace ocho
minutos. Su flujo puede ser que ya se haya interrumpido. Sucederá que un dia los ocho minutos de luz en el espacio sean la que queda. Pero yo quiero bajar
una estrella, su luz, y jugar contigo y con ella, envolvernos en la
brisa que mece los guadales del fondo rodeados de nubes blancas y
grises. Yo quisiera oír te amos susurrados por este viento frío que
recorre montañas llenas de cafetos mientras voces cercanas desgranan
palabras inocuas.
Yo quisiera que con un suave tirón de la mano y un
mensaje callado en la mirada me llevarás como antes a un rincón bajo los
árboles y dejarás deslizar tus labios por mi piel...
Queda poco tiempo:
un grito ahogado. Vuelan flores y yo me siento triste.
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