Luis Fernando Gutiérrez-Cardona
Gracias por haber llegado
por el saludo
por la mano apenas si extendida
y por el no, que restalló en los ojos.
Gracias por las cosas
que pasaron en segundos que no hicieron un minuto.
Que pasaron.
Gracias por no dejarme decir más.
Por no dejarme ir más allá.
Por recordarme que ya yo estoy muy lejos.
Muchas gracias.
Gracias, en fín, por permitirme ser amigo
el tiempo eterno que duró un instante.
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