Luis Fernando Gutiérrez-Cardona
No me planteé jamás el limite de la vida
más allá de los 33 o 34 años.
Pasé de largo el cambio de milenio
y se acerca, veloz, su cuarta parte.
El camino que queda tiene que ser
más corto, el fin del recorrido
tendría ya que vislumbrarse
pero al abrir la puerta cada día
al frente veo un túnel
muy blanco.
Está tapiado.
No me esperan ni el mar ni las montañas.
¿Retornar es la opción?
Se llega en brazos muy amantes
pero al final:
¿quién nos esperará?
.
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