Epicuro

"Haec, inquit, ego non multis, sed tibi; satis enim magnum alter alteri theatrum sumus. "
Epicuro

"Cerca de mi no hay más que lejanias."
Antonio Porchia

agosto 12, 2014

Robin Williams




Luis Fernando Gutiérrez-Cardona


 

Me entristece la partida de Robin Williams. En sus actuaciones su ser se dejaba ver. Esa sonrisa y esa mirada tenían algo de amargo. Quienes conocemos las fauces del monstruo insidioso, sabemos lo terrible que es el maldito. Aunque sea  mínima, la batalla del día a día con la depresión, en una guerra que se sabe perdida, es ardua y desgastante. Caer, por usar el vocablo equivocado, en el alcohol, las drogas o los medicamentos es un recurso o para algunos una necesidad. Se puede intentar enfrentarlo desde la misma mente. La diferencia Occidente/Oriente: la mente  se enferma, o la mente ES la enfermedad propone una alternativa. Todo es uno y dentro tenemos mal y remedio. Quizás. No lo sé.

No son el éxito profesional, el dinero, ni todas aquellas cosas que encontramos como garantías de felicidad, la cura. Un pequeño paso, una sencilla presión, un sorbo a veces, consigue una diferencia carente de sentido porque no se puede comparar lo vivo con lo muerto. Lo vivo anida las posibilidades de algo, lo muerto las tiene ya anuladas todas. Y sinembargo...

Los dioses son benevolentes con los vivos. O malevolentes.  Con los muertos no tienen que serlo ni hace falta: ya están muertos. Agradecemos tu vida, Robin Wiliams. A tí y a las dioses que te mantuvieron 63 vueltas a la estrella y te hicieron una.

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El destino humano era uno solo. Cuando se ha cumplido, ya no puede esperarse nada.
Sólo los dioses poseen múltiples destinos y nunca tienen necesidad de morir. Ellos poseen todo y sobreviven a todo. Lo tienen todo…, menos la felicidad del hombre. No la conocen nunca, y por eso nunca se la envidian. Y nada los vuelve tan malos y crueles como la temeridad de los hombres para ser felices, la temeridad de los hombres para olvidarlos ante la dicha terrenal. Entonces desatan su venganza. Y les ponen una rama de su árbol en la única mano que les queda.

Par Lagerkvist - La Sibila

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