Duele no tener a quien decir te amo o a quien enviarle una carta de amor. Duele estar lleno de sentimientos, de palabras, de sabores y que no haya en quien depositarlos. Tener objetos que compartir y que todo sea por fuerza quieto y silencioso. Leer o escribir y que no haya ojos, oídos o labios en que dejar caer palabras. Duele que las noches sean eternidades breves, las comidas solo comidas sin miradas cruzándose sobre la mesa, sin rodillas que se rocen, sin sonrisas y sin compañerismo. Duele no tener con quien apropiarse de una estrella para llamarla nuestra, ni con quien compartir el aliento o la complicidad de una mano que atrapa otra mano.
Duele no tener con quien embriagarse de cualquier cosa o quien te cuide la embriaguez.
Duele envejecer en soledad.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario