Luis Fernando Gutiérrez-Cardona
Dejo caer, como cae ceniza del volcán en estos tiempos, un poema entre sus manos. Esperaba que se fijara en ellas un instante, como la ceniza que cae del volcán en estos tiempos. Con un poco de sorpresa amable. Con cierta vacilación. En vez de ello, como si la ceniza fuera ya lava arrolladora, ocasioné una sorpresa airada. Corrí a limpiarlas. Hablaba el poema de miradas, de recuerdos y de mar. Decía, no insinuaba. Apagado el incendio que pretendía ser tibieza cerré con tapias la ventana. En lo alto de la noche, cuando esta comienza a precipitarse hacia el amanecer, pienso que hay ojos que no nacieron para la luz. Y pienso en ti y me pregunto ¿te atreverías a mirar?
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