Luis Fernando Gutiérrez-Cardona
Tiempo hubo de momentos intensos y de posibilidades. Ligados, no agotados. Ni menospreciados ni mal considerados. Esos, en que los seres se expresaban desde y para si. Ahora que llueve cada gota es un instante vivido, vívido, completo, irrepetible.
Tu corazón es el eje en que se mueve el mío aunque no lo diga, aunque no pueda decirlo.
Los ángeles no aman, ni amar es una condición que pueda tener Dios. Porque del amor se deriva posesión, ira, dudas, celos, Dios -como cualquiera- hizo vagar su pueblo en el desierto durante décadas, con furia, por venganza, para infundirle miedo y hacerse amar a las malas. Así cada uno de nosotros hace vagar a otro, o vaga por si mismo.
Amar es terrenal, simple, intenso, agotable, permanente, fugaz. Hermosamente humano. Y pequeño como del tamaño del hombre.
Amor, estrella extinguida que brilla otro millón de años. Fuego fatuo.
No es nada la vida cuando se ha vivido mucho; es mucha cuando se ha vivido poco y cuando aún no se ha vivido es todo.
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