Luis Fernando Gutiérrez-Cardona
“el piso treinta del rascacielos sueñaque no necesita cimientos”Jorge Riechmann
No me gusta recordar. ¿De qué sirve si el corazón es duro como el granito y lo que pasa de nuevo por allí es solo para ser molido y vuelto polvo? ¿Si lo he convertido en un triturador? Han pasado muchos años, tantos que se puede decir que envejecí, y hoy es 2 de Junio (podría ser Abril, podría ser Septiembre). Todo pasa sin que pase y pasa. Una avalancha de instantes y de imágenes del todo compartido pasan frente a los ojos mientras se me estruja el pecho. La cosa está irremediablemente conectada a la bragueta. Y la bragueta es más importante que la cosa. Es nuestra cultura. El sueño ¡ay! apenas sobrevive echado a un costado. Pero para mi sobrevive, a pesar de los pesares, una cosa total. Totalizante. No puedo decirla. El mensaje regresaría como un proyectil de gran calibre directo al alma. El corazón es una roca gélida que pulsa. Me siento más presuicida que nunca. Decir como Keats "aquí yace aquel cuyo nombre fue escrito sobre el agua".
"Cuando el último hueso se haya separado de la carne, y esté mi figura vuelta olvido, naceré de verdad en mi reino incontable. Allí habitaré por siempre, como un hermano ausente y magnífico" — Julio Cortázar.
lfg-c©
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