Para poder.

Luis Fernando Gutiérrez-Cardona

Se requirió del equivalente de tres millones de dólares entregados en efectivo, en cajas de cartón envueltas en papel de regalo color fucsia, para que el narcotráfico eligiera presidente de Colombia a Ernesto Samper -burócrata hoy al servicio de Maduro- en 1994. ¡Hace tanto de ello! Los nacidos ese año son viejos milenarios de 22 años a quienes todo les resbala.

Una bicoca de nada, esos ocho mil millones de pesos, en relación con el tesoro y los muchos tesoros que las Fart tienen en guacas a su alcance, no para reparar sus víctimas sino para tomarse el poder en muy corto plazo, en las próximas elecciones, apenas dentro de dos años.

Pero además aquí todo se compra y todo se vende. ¿Cuál habrá sido el precio que el estado, la otra parte, el otro bando, ha pagado o pagará en bolsillos concretos por la firma del acuerdo?

Los medios a quienes solo importa la ganancia inmediata tienen la mira puesta en esa plata: sus dueños o son extranjeros o tienen nacionalidad extranjera y avión a la disposición para salir huyendo.

Seremos el nuevo Camboya con Pol Pot Timochenko al mando como hermano No. 1, o Márquez, Gómez o cualquiera y todos ellos de nombre falso y corazón de secuestradores. No es la paz, es el poder. Y el poder es para poder.


©