Proclama tal vez final

Luis Fernando Gutiérrez-Cardona

En defensa de la libertad he acordado conmigo mismo:

No ver noticieros de televisión.
No comprar periódicos ni revistas.
No tener tweeter.
No estar suscrito a grupos de mensajes.
No saber de encuestas.
Apagar el teléfono a las siete de la tarde y tenerlo prendido solo en horas de trabajo.
Apagarlo teniéndolo lejos, en las comidas y las charlas con los amigos o con la familia.
Apagarlo cuando conduzco y nunca conectarlo a la pantalla ni al altavoz del carro.Apagarlo es, en efecto, apagarlo.
Responderé las llamadas que YO quiera y devolveré los mensajes  que me provoque.
Teléfono, tabletas, computadores y demás artificios tecnológicos me pertenecen a mi, y no yo a ellos.
Me declaro liberado de la esclavitud de la opinión pública y también de la privada.
Libero a todos de la obligación de quererme, si es por obligación.
Acepto que todo lo que dicen los políticos es mentira. Y que lo que hacen en concreto también es mentira, pues cuesta la tercera parte de lo que pagan  aunque lo pagan todo para robarse el resto.
Me declaro libre de vivir. Y de no.
Por amor a la vida amo la ida.
Rechazo la obligación de mantenerme vivo por cualquier medio y a cualquier costo.
Y reclamo mi palabra y mi silencio y mi humanidad como mis mayores dones.
Me declaro a paz y salvo con el Dios inexistente, con los dioses que si existen, y con los hombres, para tener ligeros los hombros y libres la alas.
Digo que cuando dije "te amo" no lo dijo mi lengua sino mi corazón. Lo dijo mi ser que sigue haciéndolo, sintiéndolo, sabiéndolo, pues no tiene, para ello, alternativas. No amo para tener qué desamar.
Me declaro y me reconozco, sencillamente, humano. Sencillamente bueno.

Lfg-c