Luis Fernando Gutiérrez-Cardona
No te diré las cosas que ya no quieres oír. No tocaré en tu puerta ni lanzaré piedras a tu ventana. Esconderé mis versos; mis palabras no llenarán tu éter más cercano. No pensaré en ti no por no hacerlo sino porque cuando lo haga nadie lo sabrá, y jamás otra vez me sentiré ni me sentaré contigo como un nosotros. Pondré a resguardo en un secreto lugar aquello que es secreto y contendré mis lágrimas como mis labios en un altar oscuro. No hay a quien querer, amor. La culpa no la tiene nadie; ni siquiera hay culpa. Es la vida.
©lfg-c
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