Injerencia

No he seguido las campañas, ni visto televisión, ni oído radio, ni seguido periodistas o columnistas aduladores o predicadores.
Detesto los memes; las descalificaciones a priori o por fanatismo puro y simple no me calan.
Como ésta es la semana de reflexión, o genuflexión, decidí darme una vuelta por las ideas. No he escuchado una sola palabra de ninguno de los pretendientes.
Ni un "debate" de insultos o discurso de improperios. Nada es nada. Entre ayer y hoy leí sus papers.
Y sin pasión, el que la tiene clara es el ingeniero: quitémosle la chequera a los corruptos.
La corrupción -la impunidad- es la base del problema..
No lloverá maná desde trenes voladores entre buenaventura y barranquilla.
Asusta la ira, el odio manifiesto, la revancha, el exprópiese, los estantes vacíos, la prohibición del petróleo (!!!), el miedo al inversor.
La igualdad por decreto no puede ser más que tiranía, y ni así: lo ha demostrado la historia.
No aspiro a nada gratis. Si lo pienso, la vida nos ha tratado bien por nuestros padres, por nosotros mismos. A nivel personal, familiar y de amistad, cada uno ha logrado sus cosas. No veo por qué interesarme perderlas. Ni por qué quitarle nada a nadie porque no nos guste.
El cambio es lo mismo: congresista hace mil años.
Alguien que conocí personalmente, otros que admiré y admiro, ardieron en el Palacio de Justicia.
Vivimos en persona la larga mano del fascismo entrar por la puerta antes del amanecer.
Mi corazón está a la izquierda. Pero no tan tan a la izquierda porque no hay nada más fascista que un izquierdista feroz.
Así están las cosas. Ni fu ni fa.
Hemos elegido imbéciles de la talla de Gaviria, Samper o Pastrana (padre e hijo). Tontos redomados como Turbay, vivos como López, ingenuos como Belisario y desconectados por el Alzheimer, como Barco.
La estupidez abunda (muchos aquí no habían nacido).
¿Se puede desilusionar más?