En lo que no son cicateros los ingleses es en estatuas para sus personajes. Están por todas partes y son de reyes y de futbolistas, de héroes y de antagonistas. De maestros, poetas, artistas, escritores, científicos, humanos. De leones y dragones, de perros y de tigres. En cada calle, en cada puente, en las fachadas de los edificios. En la plaza frente al parlamento están con Churchill, Mandela y Gandhi. Al contrario de nosotros que queremos olvidarlos y sustituirlos por la nada pues nada nos consideramos.
La sociedad de este país se orientaliza. El primer ministro es hindú. Las calles, los buses, el metro llenos de señoras con sus mantos islámicos.Caracterizados por su patriotismo sin límites, en caso de un conflicto, ¿quién los defenderá? Los inmigrantes siguen apegados a sus raíces, vestimentas, costumbres y religión. En la tesitura de luchar contra ellos, pues ellos, sus orígenes, son los enemigos potenciales, ¿lo harán?No está lejano el día en que alguien más fundamentalista que Trump saldrá de la Casa Blanca no exhibiendo una Biblia sino un Corán. Y sobre los edificios las banderas verdes con espadas y sobre las torres en vez de cruces, media lunas.
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