Alguien saluda diciendo “casi no reconozco este viejito”. Se podría decir que uno es la fotografía que el otro ve con su mirada. El envejecimiento es un proceso difícil. El tiempo deja huellas en nuestras fotografías y en nosotros mismos. Somos imágenes del momento. Se siente nostalgia o tristeza al mirarse y ser una foto antigua. Los cambios reflejan la vida vivida. Momentos de alegría, de superación y de alguna sabiduría ganada. Esconder las imágenes, esconderse, es o puede ser una solución, pero enfrentar esos sentimientos y aprender a aceptar el paso del tiempo puede traer paz. Cada etapa tiene su belleza y valor. La clave es sentir y expresar gratitud por lo vivido y el amor compartido y recibido a lo largo de los años.
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