Nos preguntamos si la luna roja es señal del fin de la disrupción y el sufrimiento u otro inicio” ... La luna roja, antes, se veía como mal presagio.
Hace cinco años se declaró la pandemia. Si, la vida se les escapaba a muchas personas por todos los rincones del mundo. Las calles de las ciudades se quedaron vacías. Todos pasamos a ser el agregado del tapabocas. La industria farmacéutica hizo su agosto. Los hábitos cambiaron, se suponía que transitoriamente, pero no: fue definitivo. Se aceleró la virtualidad y la dependencia de medios tecnológicos. La verdad - ¿qué es la verdad? - apenas si se sabe... ¿De dónde y por qué surgió el virus, ¿quién se benefició? Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), más de 7 millones de personas fallecieron. 1.200 por millón, si no hago mal la cuenta. Poca cosa en los 8.2 mil millones de personas que habitan esta mal llamada "roca". Mucha, si el muerto es en familia. ¿Cómo lo impactó a usted personalmente la pandemia en su vida cotidiana y relaciones con los demás? Todo sigue igual. Los poderosos lo son porque muestran su poder, no porque hagan nada con él a favor de la gente. La cabeza del imperio se lanza a por todo sin que ello represente nada positivo. No es consciente, al quererse apoderar de alguna solitaria isla, un pequeño país con acequia, o uno inmenso pero vacío, que todos, hoy, somos habitantes de uno solo: China. De quien compramos y consumimos prácticamente todo, absorbe de todas partes todo. Dentro de la infinitud de cosas que nuestra generación, esta de la que formo parte que cabalga a lomo de tres siglos, ha vivido, visto surgir y desaparecer, los dos años de la pandemia fueron una zona opaca. De hecho, alguien en la reunión familiar, no demasiado mayor, digamos 15 o 16 años, me preguntó: "¿qué es eso de pandemia? ¿eso ocurrió?" No, le respondo. Nada ocurrió. En las circunstancias actuales las cosas ocurren el instante que quieren que dure los que manipulan la información.
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