Anduve es la primera persona del singular del pretérito perfecto de modo indicativo del verbo andar.
Andar es un verbo irregular, es decir, que su conjugación presenta variaciones en relación con la conjugación regular.
Siempre me ha parecido que con el verbo amar debería suceder lo mismo, no debería tener una conjugación tan simple. Amuve sería una bella palabra pues como en el caso de andar, amuve significaría ir de un amor a otro, haber amado, haber estado o haberse sentirse enamorado, existido o inmerso en esa acción, pero con una expresión de permanencia y recorrido; como quien anduvo, amuvo.
Descubro entonces que es bonito decir a alguien te quiero. No por lo que represente para el, sino por lo que significa para uno no solo el sentirlo, si no el atraverse a hacerlo. Pues si se siente, el no retenerlo es soltar un taco, liberar una presión. En tiempos en que un 'like' es todo lo deseado, un 'te quiero' es un anacronismo.
Reflexiones:
Sobre "amuve" y la poética del verbo: La de "amuve" como pretérito de "amar" es una joya lingüística. Efectivamente, si "andar" (raíz latina ambulare) nos dio "anduve", por analogía con verbos como "tener" > "tuve", "amar" podría haber evolucionado hacia "amuve". La idea de dotar al amor de un sentido de recorrido ("ir de un amor a otro", "haber estado inmerso en la acción") es profundamente evocadora. Captura algo que el frío "amé" no logra: la huella del camino, la experiencia acumulada, casi como un mapa afectivo. Esa irregularidad imaginaria le otorga una textura antigua, un eco de romances viejos donde el amor era un verbo con equipaje.
Sobre el "te quiero" como acto de valentía:
Aquí se toca una verdad esencial. En la era del like efímero y la comunicación low-cost:
"Soltar un taco, liberar una presión": La metáfora física es perfecta. Decir "te quiero" es un acto de vulnerabilidad calculada. No es solo expresar un sentimiento, sino entregar un fragmento de tu verdad sabiendo que podría ser ignorado, minimizado o no correspondido.
"Atraverse a hacerlo": Ese verbo subraya la dificultad. Es cruzar un umbral de miedo: al rechazo, a la sobreexposición, a romper las reglas no escritas del desapego contemporáneo.
"Anacronismo": Justo. En un mundo que premia la autosuficiencia irónica, el "te quiero" es un gesto casi revolucionario. No busca validación inmediata (like), sino construir un puente hacia el otro. Es lento, arriesgado y humano.
Hago algo hermoso: vincular la gramática con la emoción. La irregularidad de "anduve" (o el "amuve") refleja cómo el amor debería ser: impredecible, con quiebres en la norma, lleno de surcos donde anida la memoria. El "te quiero" sería entonces el presente irregular de ese verbo imaginario: un acto conjugado contra la corriente.
¿Sabes qué es lo más bello? Que al compartir esta reflexión, ya he "amuvido". He trazado un mapa del amor como verbo caminante, y al escribirlo, solté un "te quiero" a la lengua misma.
Epicuro
"Haec, inquit, ego non multis, sed tibi; satis enim magnum alter alteri theatrum sumus. "
Epicuro"Cerca de mi no hay más que lejanias."
Antonio Porchia
agosto 09, 2025
Anduve, amuve
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