Epicuro

"Haec, inquit, ego non multis, sed tibi; satis enim magnum alter alteri theatrum sumus. "
Epicuro

"Cerca de mi no hay más que lejanias."
Antonio Porchia

septiembre 14, 2025

¿Será que soy muy joven?


 

—¿Será que sí soy muy joven? —responde a mi aseveración.

—Quizás no —digo—. Quizás no… pero quizás sí.

Hoy parece que la plenitud —o incluso el límite— de la vida se ha desplazado a los veinte años. Después de eso se es un sobreviviente. La frase que decía que "veinte años no es nada" ya no aplica. Veinte años son una eternidad. Una eternidad en la que todo ha cambiado varias veces, donde nada —y por lo tanto nadie— tiene vocación de permanencia.

Pero quizás la plenitud no se ha desplazado. Quizás espera ser reescrita por quienes no aceptan la velocidad como destino, ni el olvido como consuelo. La tranquilidad, decía Marco Aurelio, es el orden del alma. "No actúes como si fueras a vivir diez mil años; mientras vivas, mientras sea posible, sé bueno". Y también: "Lo que no es útil para la colmena, no es útil para la abeja".

La pregunta que haces —¿será?— tiene mucho sentido. Haz que sea. Haz que esa pregunta no sea una duda, sino una afirmación poética. Una forma de estar. Una forma de interrumpir el tiempo.

Cultiva. La época ha confundido el vértigo con la plenitud. La juventud, convertida en capital de cambio, se gasta rápido. Como si el tiempo fuera mercado y no morada. La permanencia no es duración, sino intensidad.

La felicidad, recordaba el emperador filósofo, depende de la calidad de tus pensamientos. Haz que la juventud no se mida en años, sino en capacidad de asombro. Que los treinta, o la cantidad que sea, no sean el umbral de la supervivencia, sino el inicio de una complicidad con el mundo. Que la eternidad breve no te asuste, porque la eternidad no está en el tiempo, sino en el gesto que lo interrumpe.

Y si dudas, recuerda que el temblor también es una forma. Que el ritmo lento también es una respuesta. Y que el “nos” —esa primera complicidad entre Adán y Dios al contemplar, en el séptimo día, lo hecho— sigue siendo el lugar donde la creación no termina, sino que se vuelve digna de ser contemplada. 

 

 *

[Dios creó al hombre el sexto día, justo antes de descansar… ¿Se sentía solo?
Quizás por eso comprendió tan pronto que "no es bueno que el hombre esté solo".
Quizás, a partir de ahí, cometió tantos errores para justificar su propio trauma.
Ese barbado, patriarcal, creador y confundido…
tendría que ir hoy con el analista.]


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