El 13 de Diciembre mi hermano fue tomado de su mano por los dioses benevolentes y emprendió el bardo del renacer. Consciente de que la reafirmación de la existencia es la aceptación de lo que hay, no deja de doler.
En el entorno familiar nos abrazamos, nos besamos y nos decimos palabras amables cada vez que podemos. Queda el sentimiento de que nos quiso mucho, y fue también querido.
Para el homenaje íntimo dije de Camilo las palabras de Porfirio Barba Jacob que vinieron a mi desde el primero momento y tengo atravesadas en el pecho:
"... era una llama al viento.
De simas no sondadas subía a las estrellas;
un gran dolor incógnito vibraba por su acento;
fue sabio en sus abismos -y humilde, humilde, humilde-
porque no es nada una llamita al viento...
...
Era una llama al viento y el viento la apagó."
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