Notas de Aire

Luis Fernando Gutiérrez-Cardona

"Simón, hijo de Jonás, ¿Me amas más que éstos?" Le respondió: "Sí, Señor; tú sabes que te amo”. Vuelve el Señor a preguntarle por segunda vez: “Simón, hijo de Jonás, ¿me amas?" Pedro le respondió: "Sí, Señor; tú sabes que te amo”. Le pregunta la tercera vez: “Simón, hijo de Jonás, ¿me amas?"

¿Por qué, ya resucitado, ya Dios, hizo tan extraña pregunta, no una sino tres veces? ¿Tenía que amarlo más o bastaría que lo amara? ¿No lo sabía, acaso, como terminó respondiéndole Simón, el hijo de Jonás?

¿Y si hubiera contestado que no, o que no sabía?

¡Ah! No era agapao, era fileo. No era amarlo, era quererlo.

Pero igual: no vale.

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