Luis Fernando Gutiérrez-Cardona
Sugirió ver la puesta del sol desde un lugar que conocía. Unos pocos minutos, unas pocas palabras, algún gesto comprendido. No se requería más: estaba dicho. El discurso fue, pues, innecesario. No comprendió su comprensión.
¿Por qué no darle una oportunidad al aire?
El atardecer se deshizo en noche sin ser visto.
De las profundidades del pasado estaba ahí con un mensaje, una flor amarilla entre las manos y una tarjeta improvisada. Unos ojos que sonríen al mirar, tanto como sus labios.
La noche, abierta a la complicidad, oscura fue e iluminada.
*
¿Por qué no darle una oportunidad al aire?
El atardecer se deshizo en noche sin ser visto.
De las profundidades del pasado estaba ahí con un mensaje, una flor amarilla entre las manos y una tarjeta improvisada. Unos ojos que sonríen al mirar, tanto como sus labios.
La noche, abierta a la complicidad, oscura fue e iluminada.
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