Notas de Aire

Luis Fernando Gutiérrez-Cardona

Anoche hacia frío. La ciudad está en fiestas y tomé algunos tragos, pero mis démones me encontraron y me enviaron a casa muy temprano. El ruido de música y gentes se filtró por las ventanas hasta la hora en que el cierre de los negocios es forzoso. Seguí despierto mucho rato más. Siento miedo. De nada en particular, solo de sentirlo. Tener miedo es algo desagradable sobre todo si se sabe que es razonable. Me propuse leer una vez más Hamlet y hacerlo con el ánimo de divertirme. Me levanto, prendo una luz discreta, busco el libro y lo acometo. Solo unas pocas páginas. Regreso a la cama y siento como el corazón se estruja hasta doler. Pienso en personas que me dan su amor, a quienes no se si les doy el mio. Mi perrita se da por enterada y se llega hasta allí levantándose en sus patas traseras para apoyar sus delanteras en el colchón y mirarme esperando hasta que acaricio su cabeza. Me asusta. No se por qué asumo que ella sabrá antes y me lo anunciará y no tendré poder para impedirlo... tampoco quiero tenerlo. Estoy listo y disponible.

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