Poética del viento...

 

 

 

La puerta es la que elige,
no el hombre.
(Borges)

Luis Fernando Gutiérrez-Cardona

La poética del viento fracasa cuando toca tierra. Incapaces de ver el ser, lo mirado convertido en persona adquiere una dimensión total, inmediatista, clasificable, adjetivable. Se le ve tan desvalida y tan inválida, tan impropia y diferente, se le mide, pesa y cataloga, se le compara con lo buscado, con lo imaginado, con lo deseado. Todo concluye en un instante sin retomar lo de antes ni darle una oportunidad, en hasta luego, en concluyente y definitivo me voy gracias mucho gusto nos encontramos otro día tengo un compromiso no dejes de hablarme aunque mejor te llamo y tal y el que vio lo que vio lo que veía venir porque lo vio en sus ojos, porque palpó el entusiasmo en esa mano que se extendió dubitativa dominada por la vista y advirtió su rictus expresivo, adquiere el aire comedido de la impotencia, del exceso de educación que es de rigor más un cierto dolor amargo que hace lo posible por no dejar notar. Sabe que el viento se esfumó, que se volvió aire y cosa y que el punto final es punto aparte.

Se pasará de largo después con un rápido hola, sin concederse una mirada larga -frustración transformada en ira, dolor vuelto respeto-. Se sigue hacia adelante con una media y sarcástica sonrisa que intenta compensar la indiferencia.

No siempre es así. Faltó al principio decir "casi".

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