Luis Fernando Gutiérrez-Cardona
Con mi yo solo que yolla y yolla y yolla.
Oliverio Girondo
Llevamos en un morral, revueltas, alegrías, frustraciones, iras, amores, celos, encantos, llusiones, desencuentros, desconfianzas. Eso, lo demás y sus contrarios.
El morral forma parte de la cosa. Viene con ella. Es dotación básica. Lo entregan cargado con creencias, con miedos, con pecados. Con iras divinas que hay que pagar por el beneficio de nacer. Con el amor de dioses que hay que ganar con sacrificio, con trabajo, merecimiento y penas.
Tal vez podamos escoger si llevar el morral con su carga completa a todas partes. O ser selectivo y vaciarlo de algo. Por el exceso de equipaje se paga o pagan. Y no tener a mano el garrote con que golpearnos o golpear a los otros que siempre son por fuerza quienes supuestamente amamos. Que siempre son aquellos con los que nos acompañamos.
Detesto a los que tienen buena memoria,
a los que lo recuerdan todo y lo usan,
a los que tienen sus ojos en el culo
y no los cierran nunca
y se las pillan todas.
A los que no olvidan.
A los que aman-pero
a los que odian para siempre
a los yo-no
a los a-mi-nunca
a los estás-equivocado.
A los que siempre se les debe algo.
A los que han tenido la misma enfermedad, pero más grave
y antes
los mismos accidentes pero más peores
A los a-mi-no-me-pasará-eso.
A los lo-mío-es-más-bonito.
A los que les han robado cuando le roban a uno.
A los que se olvidan que también les suenan las tripas.
A los que nunca se han tirado un pedo.
A los que cagan envuelto en celofán.
A los que no han eructado.
A los que no se les ha quebrado un vaso, ni han metido la pata.
A los que empiezan cada frase con las palabras "yo" o "a mi"
A los que no se les puede contar nada, porque a ellos no
o también.
A los que no han olido a chucha ni a pecueca
A los que se dicen hijos de Dios y se lo creen.
A los que miran feo a los imperfectos.
A los que nada les parece bien
A los que al plato le falta algo.
A los que-mejor-si
A los que...
¿me lo está diciendo a mí?
¡ah! ¡que pereza!
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