Luis Fernando Gutiérrez-Cardona
La
vida es como una escalera. Sirve igual para subir que para
bajar, para entrar que para salir. En su recorrido hay puertas
abiertas y otras que no lo están. Algunas entreabiertas, otras muy aseguradas. Algún lugar abandonado. Hay descansos y pasillos, pasamanos de que
asirse; y también, para los afanados y desesperados, un vacío central que puede
garantizar un regreso rápido y definitivo.
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