Ira

Luis Fernando Gutiérrez-Cardona

Me sorprende la incapacidad de ver con otra cosa que no sea con los ojos. Me entristece que al mirar una gota de rocio no se consiga ver más que una pequeña cantidad de agua; me frustra no poder expresarme sin intentar ser siempre capturado por los lazos de lo común y lo ordinario. Que Maria Lionza se considere un mito, que no se pueda ver La Madreselva entre los hierbajos del patio y que La Patasola no pueda caminar por el parque. Odio el odio, la frustraciòn rampante, el me gusta/no me gusta, la entrada y la salida por la misma puerta, el policía de la esquina, el vigilante, la alarma del edificio, los defensores del bien común, la cámara del barrio, el pecado, la salvación, la droga contra la depresión, el colesterol, el hambre y la llenura. La requisa y  la huella digital que me hacen dejar cada vez que entro a un banco o un lugar. Me harta que no haya pentotal gratuito; que las balas no den en el blanco me parece un desperdicio doble; me fastidia el amor como contraparte de los celos. Detesto los niños porque les enseñan que son la gran cosa, los adultos porque luchan por serlo y los viejos porque no lo son. Despojos a la larga todos. Debería pasar una gigantesca racha cósmica que tan solo dejara dos seres sobre la tierra a condición de que no fuera yo uno de ellos. Aunque fuera uno de ellos pero sin yo por delante. Amén.

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