Luis Fernando Gutiérrez-Cardona
Fueron pocas las veces que vi a la tía que falleció ayer. En casa, de niño, estuvo solo una vez, con su esposo a quien recuerdo como un fantasma atravesando el patio con los implementos de afeitar en la mano. A Manizales venía con no mucha frecuencia y estaba algunos dias. Mamá avisaba de su llegada y nos llevaba a verla como quien visita el Sagrado Monumento. En Bogotá estuve en su casa algunas veces y pernocté allí. Servía unos platos supergenerosos que tocaba comerse porque estábamos entrenados para ello. 'Hay que comerse todo lo que sirvan' decían en casa.
Fue importante en la vida de muchas personas a las cuales ayudó y sirvió.
Amó profundamente. Amó su esposo hasta ponerse enferma de amor, mucho tiempo más allá de su muerte.
Descanse en paz, tia Orffita. Que tus hermanos y hermanas te hayan esperado en la puerta del paraiso a gritos de ¡Paloma, Paloma!... como hacían aquí cada que se encontraban.
.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario