Luis Fernando Gutiérrez-Cardona
Y simular que no se ha muerto
—Aleksandr Blok
Me pregunto el porqué de ciertos imposibles.
El imposible, por ejemplo, de encontrarse en la cercanía de la distancia, medio a medio, todo a todo, miedo a miedo.
Me pregunto el porqué no hay a quién dirigirse en medio de la tarde, de la noche o del amanecer.
Por qué no hay a quien tomar de la mano a media noche, con quién navegar cuerpo, mar, piernas y viento.
Me pregunto el porqué de la soledad que habita en multitudes.
Por qué no hay a quien desnudar ni quien me haga pieza a pieza dejar rodar la ropa paso a paso.
Esas siete, a veces ocho, o dos, prendas que cubren cuerpo y alma para vestirse los dos con una y una.
Y ellas en el suelo.
Y los dos en el cielo.
Me pregunto el porqué de nadie que quiera arroparse con mi lengua, con mis palabras, con mis malos poemas, con mis risas o con mis tonterías.
Y el porqué a nadie puedo hacerlo.
Me pregunto el porqué a pesar de mi escasa presencia, mi nula inteligencia, sin juventud, ajada ya la piel, con el motor agotado, no encuentro paz.
No busco eternidad ni trascendencia.
No quiero eternidad, tan solo ser humano.
O ser olvido usado.
Tu podrías tomarme y luego nada.
Y yo te tomaría y luego nada.
Y no reclamaría porque no se puede vivir sin aire aunque a veces hace daño, ni sin agua que bien puede ahogarnos.
Y no se puede estar a salvo.
Ni salvarse.
§
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