Luis Fernando Gutiérrez-Cardona
En definitiva soy un antirégimen. No un antisistema. Cuando el sistema se vuelve más importante que el ciudadano, se hace régimen. Cuando lo somete y lo hace ser y pensar como él quiere. Cuando por ser mayoría arrasa, cuando impone con cualquier medio sus argumentos y los soporta con todo el poder de los recursos a su alcance, incluidos el miedo y la coacción, el encarcelamiento y el terror, me vuelvo antirégimen. Con solo ver asomar esas garras, y todo gobierno las muestra, se me salta la chispa anti régimen.
La Unión Europea se ha convertido en un régimen que desde Bruselas con una montonera de supuestos técnicos y un parlamento baboso, impone a los países que la integran cosas absurdas en aras de la civilización que ayuda a enterrar entregándose a un humanitarismo que soslaya el hecho de que cada nación es diferente. Para después cobrar con creces olvidando que hay unos que son más iguales que otros, unos que trabajan más que otros, unos que piensas genéticamente diferente que otros. Por eso me gusta el voto de los británicos a favor del brexit.
El chavismo es un régimen, el castrismo, el corréismo, el evismo y los K en la Argentina, se hicieron régimen.. El santísimo en Colombia quiere serlo. En España el PSOE de Felipe González derivó en régimen, igual que el PP actual que lo continuó y quiere prolongarlo desvergonzadamente. Hay partidos que buscan establecerse como régimen antes de ser elegidos. Sueñan con uno pero solo si es el suyo.
Todo régimen cae en el fascismo y gira a la derecha extrema, a la autoconservación. Fuera digo yo, fuera, fuera los regímenes todos! Democracia es que nadie quede atornillado al poder y que el pueblo con el voto saque al que puso allí, tan pronto acabe su periodo. Sin tretas ni jugarretas del tipo como aquí estoy, aquí me quedo.
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