Devastación

Después de conversar un poco y recibir un trabajo que le entregó, llamó al rato y le preguntó qué le pasaba. Alarmada, temblorosa la voz, le dijo que sentía que se estaba yendo o que se iría. "No lo hagas antes que yo por favor, sabes lo que te quiero". Gracias, le respondió, no se preocupe. Ha recibido esta semana dos comentarios semejantes más y varias miradas sorprendidas. "¿No volverás?" y "Te leo y siento que en cualquier momento te irás, y no habremos conversado". Debe estársele viendo el sudario de la muerte o un halo blanco. Ha encontrado el significado de la palabra devastadora. Ha sentido la devastación del ser. La tierra no debe sentir su peso ¿qué son algunos kilos en su masa? Pesa demasiado para sí mismo. Como aquellos hombres de la India, comienza a sentir que se deshace desde los pies y que una legión de organismos ya lo toman de alimento. Mira el mundo como algo ajeno. Y el universo plano y muy azul. No se ve en los ojos de quien mira. Se sabe desamado. Excluido. Amputado. Todo es como un enorme féretro. Su cama es tan fría al amanecer como al destenderla.  ¿Está bien? Si. Gracias.

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