Luis Fernando Gutiérrez-Cardona
(tu y yo nos debemos un abrazo que nos ofrecimos y luego nos negamos.
No lo olvido.
el amor muere de hambre y de inanición.
la felicidad no deja cicatrices que la recuerden, como las heridas.
La felicidad se olvida, las heridas nunca.
Apretado cada vez más contra el muro, la presión, los dolores y el otoño me mantienen despierto, descontrolados mis ciclos cicardianos, embotados todos mis sentidos, al borde.
Y este corazón explota de deseos de amar, de querer, de ser querido, de ser recibido en ese abrazo que nos ofrecimos y no olvido)
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