El silencio es roto por el rumor de las quebradas que circundan el refugio de mis hermanos. Es temprano y llueve. Inmóviles, los guaduales del fondo muestran un verde amarilloso y el cielo, más allá, está muy blanco. Pienso en ti. En mi hermano que me habla desde el cielo, es decir desde alguna circunvolución de mi cerebro. En ti, también, a quien llamé amor de mil maneras a gritos -en una sola letra, en dos, en tres, en miles- y ahora llamo amor de todas las formas, mas sin voces. Si, si. Debí persistir... pero la primavera habia pasado. Pero el otoño. Pero este invierno que me llenó de nieve...
©lfg-c
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