Cuando se habla de la experiencia del viaje menciono el cambio poblacional. Uno espera ver ingleses en Inglaterra, franceses en Francia, alemanes en Alemania y holandeses en Holanda. Incluso españoles en España. Debe haber, pero no se notan mucho. Lo que se ve es la población inmigrante. De asia, de áfrica, los árabes principalmente. Latinoamericanos también aunque estos no saltan a la vista tanto, porque aquellos conservan sus ropas, sus hábitos, su religión y no buscan integrarse o cambiarlos, todo lo contrario: lo exhiben y se ven así invasores. El resultado de las elecciones europeas quizás refleje hartazgo por eso. Razonablemente ninguna persona quiere ver su país ocupado. En Francia es particularmente dramático en el metro y una vez que uno se sale un poco de la calle principal los ve en estado de abandono, durmiendo bajo puentes entre la basura que ellos mismos tal vez generan.
Una vez uno habla en español, resulta que la persona que lo atiende es argentino, o chileno o ecuatoriano. Incluso español. No me topé en esa tesitura con algún colombiano -en España con una chica de Pereira que nos dijo no conocer Manizales- pero habrá muchos. Estos, aparte de que su diferencia física no es tan notoria, se asimilan, aprenden el idioma y, en fin, la cultura es más cercana ya que europa en buena parte es también latina.
El preboste local ya saltó a decir que es el regreso del nazismo. En serio: ¿qué se fuma este tipo?
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