Noche para no amanecer. Noche de quedarse en ella en la profundidad de nada. Negra noche que absorbe los colores, que agota y que prohíbe todas las palabras; que anula tiempo y sentimientos, que impone todos los silencios y también los rechaza. Palabras que destrozan. "Tu" acusador que se sobrepone siempre como soporte del "yo" sufriente e inconsciente. Catarata imparable de insultos escogidos, meditados. Territorio minado, quizás, por consejos malquerientes.
No te perdono, muerte, porque no has llegado. No te perdono vida porque haces desear la muerte. No te perdono tierra, no te perdono nada, porque de nada haces algo para que sea nada.
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