Epicuro

"Haec, inquit, ego non multis, sed tibi; satis enim magnum alter alteri theatrum sumus. "
Epicuro

"Cerca de mi no hay más que lejanias."
Antonio Porchia

agosto 10, 2024

Las cosas..


 

Las cosas tenían entonces otros nombres: taburetes, aparadores, cómodas, banquetas. Los techos eran zarzos. Las alcobas, piezas. Cada quien tenía su baúl o había uno para cada cosa. Las señoras llevaban escarcela, ellos carriel, los otros jíqueras. Los corredores tenían chambranas hechas de macanas que acababan en cabeza de serpiente. Se andaba a pie limpio o con cotizas. Fuete o güete, era la opción. La diversión usual -no habia más que hacer- era ir a misa a la que se llamaba con toques de campanas: dieron primero, segundo y dejar; las había de revestidos, de sermón desde el púlpito, de requiem y pontificales, pero no "de cenizas". Las señoras iban con ese manto a misa, luego cachirula, los señores sin el sombrero que no dejaban ni para dormir.  La gente se moría "de repente", y, de nuevo la campana, un solo golpe, a veces tres dependiendo de la alcurnia, lo anunciaba. Se enviaban razones con los niños, o esquelas  de amor, ¡upa,pues!, y se les  pagaba con un africano. Se compraba al fiado por arrobas, por almudes, cuartillas, puchas, onzas. Por gruesas o por quintales. La tela por varas, por yardas, y hasta por polgadas. La distancia se media en leguas, Se cocinaba en hornillas con tizones. Al cielo raso se le decía encielado. Se guindaba a través de las rendijas. Anochecía y luego clareaba. Los gallos anunciaban el amanecer, los burros el medio día, las gallinas cacareaban al poner sus huevos. Los perros se llamaban "Lenin" o "Trosky", pero no Lincoln o Washington. Se tomaba tapetusa. A veces un cólico miserere ponía fin a todo sufrimiento.


 

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