Ando emproblemado con el sueño. Noches en blanco. Debe ser la ley de la compensación anticipada: luego, pronto, el sueño será eterno. Pero entonces, ¿a quién le importará? Un puñado de cenizas anónimas, atribuídas a un cuerpo. Materia prima de un ladrillo de tugurio. (Antes uno se venía -del trabajo- y se quedaba dormido. Ahora ni se viene ni se duerme -por el retiro, digo-.)
Oigan: ¿tiene un remedio a ese mal?
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