Encontré a Dios en Nueva York. Caminando arriba y abajo lo vi grande en cada torre y desde lo alto lo descubrí pequeño. Es el poder humano de hacer cosas. Lo vi en la vastedad del central park, en las calles, en los pasillos de la biblioteca, en las salas de los museos, en la imponencia que todo lo rodea. Dios es el hombre haciendo. Va en las personas que no te miran, mas cuando deben lo hacen y te extienden su ayuda. Atraviesa las avenidas con el cambio del semáforo sin pestañear ni miraŕ a cada lado seguro de que quien tiene que parar para y quien tiene que avanzar avanza. Dios y su poder divino están ahí, frente a tus ojos. De una calle a otra lenguaje y etnia es diferente. Es la torre de babel esbelta y extendida. Como son diferentes las comidas y los avisos. En Nueva York se muestra dios, espíritu, luz, amor y fuego.
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