Una de esos momentos que llamamos “cosas de la vida”, me hace reflexionar sobre los ángeles y demonios interiores y volver sobre lo que los griegos vieron. Sobre “el destino” y “el libre albedrio”, opuestos o complementarios.‘Para los griegos démones son espíritus inteligentes entre los dioses y los humanos, capaces de hacer tanto el bien como el mal. La palabra se aplica al espíritu divino, sabio y poderoso. En el Sócrates platónico el daimón se presenta como una voz interior a la que escucha y obedece. No obstante, en el mito de Er, La República, Platón presenta a cada cual como responsable de su destino, de su daimón, al haberlo elegido el alma de cada cual antes de su siguiente reencarnación.Los hados, el destino, determinan el rumbo de la vida de los seres humanos. Hijas de la diosa de la noche, se les atribuye tener el hilo de la vida de cada uno. Fuerzas que obran irresistiblemente sobre los dioses, los hombres y los sucesos, tejiendo un encadenamiento fatal que guía todo. Así como los hilos de un telar, los hados entrelazan nuestras vidas con un patrón inescrutable. Representan una suerte inexorable, una estrella que guía y condena. A veces favorecen; otras veces desafían. Viajeros en un mar incierto, navegamos entre sus corrientes, sin saber qué nos depara el siguiente giro del hilo.’
Epicuro
"Haec, inquit, ego non multis, sed tibi; satis enim magnum alter alteri theatrum sumus. "
Epicuro"Cerca de mi no hay más que lejanias."
Antonio Porchia
julio 10, 2024
Pensares
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