Luis Fernando Gutiérrez-Cardona
El 28 a las 8 Dios cambiará las claves a Ratzinger. Lo quitará de la intranet. Le cerrará el Skype. Lo eliminará de sus amigos. Cerrará su cuenta de correos, y esperará que le escojan un nuevo mejor amigo que sea, a la vez, su nuevo vicario. Vale decir: alguien con su poder y con sus facultades. Que sea valiente. Que no le deje el puesto tirado por ninguna razón y que responda a la tradición de los católicos que tienen claro, y asumido, que un Papa es hasta que muera así lo carguen en andas o lo saquen medio muerto a dar la bendición desde el balcón.
De hecho no hay un día en el Papado que el Papa sea más Papa que aquel en que se muere.
No. No es apropiado que el Papa renuncie. Es políticamente incorrecto. Es una cobardía. Permite que se destape lo que debe permanecer tapado. Hace quedar mal al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo y, mientras muere, es un encarte para todo. Muerto también lo será.
De hecho no hay un día en el Papado que el Papa sea más Papa que aquel en que se muere.
No. No es apropiado que el Papa renuncie. Es políticamente incorrecto. Es una cobardía. Permite que se destape lo que debe permanecer tapado. Hace quedar mal al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo y, mientras muere, es un encarte para todo. Muerto también lo será.
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